La historia de Ambrosoli nace a principios del siglo XX en los bellos parajes del norte de Italia, en un pueblito ubicado en los faldeos de los Alpes junto al lago Como. En este lugar, el empresario Giovanni Ambrosoli; padre de Don Costantino, decide vender la miel que por años fabricó su familia para consumo propio.

En pocos años, el éxito de las ventas de miel a sus vecinos de Ronago, permitió instalar una de las empresas familiares más grandes de la zona. "Se trata de un producto que hace la naturaleza, por lo tanto, no hay que perturbarlo; hay que darlo como la naturaleza lo entrega, sin poner adentro otra cosa" (Giovanni Ambrosoli)

Nace Ambrosoli: Las buenas cifras en el negocio de la miel de abeja superan todas las expectativas, lo que permite empezar con la instalación de colmenares a gran escala a principios de 1920, para cuatro años más tarde registrar oficialmente el nombre de "G.B. Ambrosoli SPA". "Lo importante es ser capaces de detectar cuando hay un conjunto de sucesos" (Paolo Ambrosoli)

En los años 30, nuestro trabajo da sus frutos y se introduce el primer confite que nace de este producto natural: caramelos "a la miel" y "leche miel". ¿Caramelos? "Queríamos ser buenos productores y elaboradores de miel. Pero era un campo limitado, entonces quisimos pasar a la producción de caramelos", dice Don Constantino.

En 1940 Italia entra en guerra. Al comienzo del conficto todo seguía igual, sin embargo, desde 1943 se agotarton las materias primas. Lo anterior, sumado al espíritu emprendedor de Don Constantino, le permitió expandir la dulzura de Ambrosoli a Chile. "El 2 de enero salía la primera "cachada" y yo, con mi auto, empecé a recorrer las calles de Valparaíso y de Viña" (Don Constantino)

La primera gran noticia en nuestra tierra fue utilizar celofán para vender caramelos envueltos, para así guardar la dulzura en una linda presentación. El éxito fue tal que cuando otras empresas hicieron lo mismo, las personas decían: "¡Deme un Ambrosoli!". Nuevos Dulces: La dulzura de Ambrosoli no tardó en expandirse entre los chilenos, y nuevas formas, sabores y presentaciones se unieron al club: Mentitas, Cri-Cri, chupetes Loly y el tradicional Old England Toffe. "En 1961 probamos distintas fórmulas y los trabajadores se las comían felices" (Gerardo Grandolini, socio).

Un gran hito se vivió en 1962 cuando se adquirió la primera máquina envasadora, conocida hasta el día de hoy como la "Mundial". La gran coincidencia fue que su llegada fue justo para el mundial de fútbol de ese mismo año.

A finales de 1970, Ambrosoli comienza a producir sus primeros chocolates con fórmulas aprendidas en Suiza. "Les hice probar a unos amigos en Italia e inmediatamente dijeron: ¡no tiene nada que envidiarle al chocolate suizo!" (Don Constantino).

La década del 80 Ambrosoli toma aires de grandeza: primero se lanza con gran éxito la pasta de avellanas y chocolate; Ambrosella. Luego, se abre un nuevo mercado; las coberturas de chocolate para uso industrial. Y para coronar uno de los mejores periodos, la empresa introduce en Chile la celebración de la Pascua de Resurrección, con la consiguiente venta de huevitos de chocolate.

El gran éxito de los nuevos productos obliga a introducir diversas mejoras tecnológicas. Maquinaria de última generación, reacondicionamiento de los equipos existentes y la instalación de una nueva planta, nos permiten dar un salto tecnológico respecto de nuestros competidores. Don Constantino interpreta este auge como el momento ideal para dejar su cargo de director, aunque continúa como asesor de Ambrosoli. "Hay que saber retirarse a tiempo", decía.

Ambrosoli pasa a ser parte de la Compañía Carozzi.

Ambrosoli con 70 años en el mercado chileno, vende cerca de 100 millones de dólares por año, creando miles de empleos y exporta sus productos a más de 35 países en todo el mundo. ¡Incluso tú has probado uno!

El futuro está sujeto a nuestro lema “Ambrosoli, la vida es dulce”, y seguiremos trabajando para endulzar la vida de todos los chilenos.